Wednesday, April 30, 2008

YO TAMBIEN VI AL GONZO ... RIFADISIMO EN SU TREMENDA BATERIA TAMA.

DREAM THEATER. LA BANDA.





Cierto. tambièn vi a Petrucci y a Labrie, con su pose de vikingos, pisando fuerte, tocando contundente y gritando con fuerza. Cierto, tambièn vi a Myung, serio y apasible, como un samurai reflexivo y mortal con ese horrible bajo Ernie Ball futurista y tocando tal como lo decìa Mohamed Ali cuando boxeaba: "vuela como mariposa y pica como abejorro" asì, el siempre llamado "el que no ha nacido", ya que por sus rasgos orientales parece una especie de feto, dejaba sentir sus cuatro cuerdas completamente en mi caja toraxica como si me estuviera recetando un doble gancho a la zona hepatica. Cierto que vi al Jordan, con sus teclados giratorios y su look entre Gandalf y Peter Gabriel, retar al mismìsimo vikingo, de mil horas de gym y cerveza y otras tantas de "6 strings", Petrucci, con una tecla colgada al hombro, "manoseando" a toda velocidad con su mano derecha y "dedeando" un pich que levanta la octava completa con la izquierda.
Es cierto que vì a una de las bandas màs grandes del mundo: DREAM THEATER; pero, EL GONZO!!! Mister Portnoy, es otra cosa. fue el primero en aparecer bailando abajito de su bataca, luego de montarse y hacerla estallar una y otra vez saludando a la càmara para deleite de toda la banda, cantò como bien sabemos los que hemos visto casi (bueno, el pinche Violador de Papantla se los ha chingado todos) todos sus videos, le fascina al wey. Para terminar. Acà ... de a "gringo naco", sale con una playera de la selecciòn Mex de fut bol.
Si, vi a Dream Theater. Vi a dos vikingos, a un samurai y a un mago; pero, obvio que èl que se llevo las palmas, fue un pinche naco con playera "panbolera" y que, para el asombro de todos "escupìa y gargajeaba" como los grandes, solo le faltaba su cubeta y su franela para ser lavacoches de cualquier vapor publico, de esos que quedan tan poco en la ciudad, si no fuera por esa chingada forma que tiene de aporrear y desmadrar esos tambores Tama trasparentes como pocos ... QUÈ DIGO COMO POCOS! CÒMO NADIE! ... NADIE EN ESTE CHINGADO MUNDO TOCA CON LA FUERZA A ACTITUD DE MIKE PORTNOY.

DIOS BENDIGA AL GONZO.

SALUDOS.

Tuesday, April 29, 2008



DE LA IMAGEN: EL SECRETO, EL CIELO Y EL INFIERNO ... Y EL ENCUENTRO CON LA MELANCOLÌA.

DE LA VIEJA LIBRETA DE POESÌAS.

Viajando por algunos de sus blogs, queridos lectores, he visto que la melancolìa està a flor de piel. Algo se siente en el ambiente y de pronto, muchos se destapan y se sinceran con su postura. Que bello ver el valor del triste que vive y asume su rol, que no opone resistecia, que se sienta de madrugada a la orilla de cama a ver como se derrite el mundo, quemando el decimo primer cigarro; que saca de paseo al perro como la oportunidad ùltima de ver la calle y alega para si, "èl pobre no tiene la culpa". Es por ello que me uno a este sentimiento y, a falta de un abrazo fuerte y lleno de vibras y con estas letras bastente viejas; pero, aùn, poderosas y sentidas, les mando un regalo del que, por ahora, tiene la suerte de ver los toros desde la barrera, "ver llorar y no mojarse", como dijo Sergio Araù, pero que no presume mucho de ello, porque como dijo Dylan, al que solo lo admiro por boxeador: todos, solo somos piedras que ruedan.

... Y MI ALMA CANTA UN BLUES.

Y, mi alma canta un blues mirando su despertar en el espejo. Y mi alma canta un blues ahogada en las aguas del recuerdo.
Y, mi alma canta un blues, como un triste monòlogo perpetuo. y mi alma canta un blues como el anciano que en la calle caè enfermo.
Y, mi alma canta un blues en la involuntaria partida, que juega, se burla y delira, sin encontrar la salida.
Y mi alma canta un blues.
A solas.
A gatas.
Aullando.
Y mi alma canta un blues.
a la intemperie.
bajo la lluvia.
sobre la tumba.
Y, mi alma canta un blues como su ùltimo suspiro: mi primera y ùltima palabra, mi primera y ùltima tonada. Un grito de mi alma azulada. Un blues.
Del blues escribo ya que del blues vivo. Quien dijo que lo màs triste negro era, no sabe exactamente cuando la "tris-tess-a" llega: lo negro es para los muertos, lo azul es para los que en vida, siguen muriendo.
Lo negro es el fin ... el funeral sombrìo, el azul es el continuo principio de este pinche martirio.
¿serà el azul el medio profetico entre la vida màs frìa y la muerte màs tibia? el cielo de mañana tan azul claro brilla, de noche, màs bien muerto, oscurece en su tinta.
Es por ello que proclamo, sin mucho entusismo y màs bien en murmullo:
Santificada sea la "tri-stressa" que nos hace revolcarnos en la mierda, para recordar ruptura y pena y sentìr que la vida ... aun es vida:
Aun es luz sin primavera.
Aun es gota que no rueda.
Aun es carne de princesa.
Aun es boca de lumbrera.
Bendita sea la "tris-te S.A." y lo digo si recelo, para recordarme como hombre y no como un robot perfecto.
!BENDITA SEA LA DULZURA DE UN AMARGO MOMENTO. PARA QUE MI ALMA, DE NUEVO ... CANTE UN BLUES!

Gab. Ro. Carr. 91.

pd. No puedo acompañarlos, dado que ayer una colega y maravillosa doctora, que prefiere que le llamen "curandera" (bien "coyoacanense") se vio bien linda ... !QUÈ DIGO LINDA, PRECIOSA!!! y me regalò 32 novelas latinoamericanas ... es por ello, que estoy feliz. La liebre salta de donde menos te lo esperas.

SALUDOS.

Tuesday, April 22, 2008


UN ANTI-HOMENAJE A OCTAVIO PAZ EN SU ANIVERSARIO LUCTUOSO EN PALABRAS DE ROBERTO BOLAÑO Y SUS "LOS DETECTIVES SALVAJES".

Nunca me gustò la poesìa de Octavio Paz; su jaguar, su obsidiana, su otredad !chale! como que no tenìan nada que ver conmigo. En cambiò, sus ensayos, siempre me parecieron brillantes y llenos de pausas, que haces en la lectura para pensar, de cualquier manera, no me veo defendiendo la obra de don Octavio casi a golpes, como lo he hecho con Hemingway, Fuentes (tantas veces, Fuentes.) o mi abuelo Girondo; pero, de cualquier modo, es nuestro ùnico premio Nobel y es un buen pretexto para volver a leer algo de LOS DECTIVES SALVAJES. Ahi les dejo la foto de los "infras". Entre ellos, Roberto Bolaño (cuarto de izquierda a derecha segunda fila) y Mario Santiago Papasquiaro, el gran Ulises Lima (segundo de izquierda a derecha segunda fila). Esta es una gran historia, la historia de los ires y venires de la poesìa Mexicana ... ahi les va.

Clara Cabeza, Parque Hundido, Mèxico DF, octubre de 1995.
Yo fui la secretaria de Octavio Paz, no saben ustedes el trabajo que tenìa. [...] Mientras tanto, don Octavio caminaba. caminaba en circulos cada vez màs grandes y a veces se salìa de la senda y pisaba la hierba, una hierba enferma de tanto ser pisoteada y que los jardinero ya ni debìan de cuidar. Entonces fue cuando vi a ese hombre. Tambièn caminaba en circulo y sus pasos seguìan la misma senda, sòlo que en sentido contario, asì que por fuerza tenìa que curazarse con don Octavio. [...] Màxime cuando a eso de las cinco de la tarde don Octavio me llamò a la biblioteca y me dijo que hiciera una lista de poetas mexicanos nacidos digamos a partir de 1950 [...] Y èl entonces dijo a ese muchacho yo lo conozco. ah, si?, dije yo. Y èl dijo, hace muchos años Clarita, un grupo de energùmenos de extrema izquierda planearon secuestrarme […] Y el desconocido apareciò, a la misma hora que las dos veces anteriores, y se puso a pasear. Y entoces yo no quise dilatar màs el asunto y lo abordè y le preguntè quien era y el me dijo, soy Ulises Lima, poeta real viseralista, y el penùltimo poeta real viseralista que queda en Mèxico, tal cual, y que quieren que les diga, su nombre no me sonaba de nada, aunque la noche anterior por ordenes de don Octavio, habìa estado consultado ìndices de màs de diez antologìas de poesìa reciente y no tan reciente [...] sabe usted quièn es el señor que està sentado ahi? y èl dijo: es Octavio Paz, y yo le dije: quiere venir a sentarse con èl un ratito? y èl se encogiò de hombros o hizo un gesto parecido que yo interpretè como afirmaciòn y ambos nos encaminamos al banco en el que don Octavio, seguìa interesantìsimo todos nuestros movimientos. Al llegar junto a èl, pensè que no estarìa de màs una presentaciòn formal, asì que dije: Don Octavio, el poeta real viseralista Ulises Lima. Y entonces don Octavio, al tiempo que invitaba al tal Lima a tomar asiento, dijo: real viseralista, real viseralista (como si el nombre le sonara a algo) no fue ese el nombre del grupo poètico de Cesàrea Tinajero? y el tal Lima se sentò junto a don Octavio y suspirò o hizo un ruido raro con los pulmones y dijo si, asì se llamaba el grupo de Cèsarea Tinajero. durante un minuto o algo asì estuvieron callados, miràndose [...] eso me hizo tener la mala ocurrencia de preguntarle a don Octavio què grupo era èse y si èl lo habìa conocido. lo mismo hubiera podido hacer un comentario sobre el tiempo. Y entonces don Octavio me mirò con esos ojos tan bonitos que tiene y me dijo Clarita, para cuando los real viseralistas yo apenas tenìa diez años, esto ocurrio allà de 1924, no? dijo dirigièndose al tal Lima, si por los años veintes, pero lo dijo con tanta tristeza en la voz, con tanta ... emociòn, o sentimiento, que yo pensè que nunca iba a escuchar una voz màs triste. Creo que hasta me mareè. Los ojos de don Octavio y la voz de desconocido y la mañana y el parque hundido, un lugar tan vulgar ¿verdad? tan detereorado, me hirieron, no sè de que manera, en lo màs hondo. Asì que lo dejè que conversaran tranquilos y me alejè unos cuantos metros [...] ¿cuanto tiempo conversaron? no mucho. Desde yo estaba se adivinaba, eso si, que fue una conversaciòn distendida, serena, tolerante. Despuès el poeta Ulises Lima, se levantò, le estrechò la mano a don Octavio y se marcho. Vamonos Clarita, oì que me decìa don Octavio [...] despuès vino la deslusiòn y cuando me marchè del parque, a eso de las diez de la mañana, podrìa afirmar que incluso me sentìa feliz, aunque no me pregunten por què pues no sabrìa decirlo.

PARA TODOS AQUELLOS "REAL VISERALISTAS" O "INFRARREALISTAS" HONORARIOS DE ESTE AÑO 2008.

DON OCTAVIO PAZ, DESCANSE EN IDEM.

SALUDOS.

Friday, April 18, 2008



"ÀLAS: UNA VISIÒN DE LOS 90´S."
LA ÙLTIMA PARTE DEL PRIMER CAPÌTULO. GRACIAS MIL POR LEERLO.

Mil y un retumbos cimbraron el cielo y las nubes. A lo lejos, varios truenos aparecìan tan mudos que parecìa que escaparan para no ser testigos de lo que estaba pròximo a ocurrir. A la invocaciòn de su jefe, enormes ruedas de fuego, que a pesar de la distancia ya enrojecìanserpeteaban monstruosas chisporroteando vivos colores que semejaban mil rostos que gritaban al unìsono, a cada palmo, se aprestaban a devorarnos, ahora, por fin de pie, le respondì de la forma màs clara y contundente que pude.
- Tu discurso, hueco y vacio solo es muestra de la envidìa que le tienes a nuestro Dios, y el miedo que me tienes a mi, cabròn; no pudiste vencerme solo, bien sabias, que en la eternidad que cobijan nuestras batallas, nunca me has podido vencer. No, Azrael, no puede tu espada condenarme a un miedo esclavo, mucho menos a un febrìl servilismo. Solo tengo un jefe a quien guìo mis pasos, mis acciones dentro y fuera del cielo, la tierra o el infierno, y si tù le has enseñado todas esas porquerìas a los hombres, que, el peor de sus pecados ha sido la inocencia del principio, es razòn suficiente para que venga su hijo a enseñarles la verdad, la paz, la fe y el amor. La balanza, Azrael, y la justicia que marca al equilibrarse nada tiene que ver contigo, tirano. !Arcàngeles ... dejen que el abismo nos mire a nosotros!
La màgia, la salida, el escape. Lanzados cuatro cuerp0s de cabeza. Cerrando los ojos para no mostrar nuestras làgrimas de abandono. De la perdida del precario paraìso de nubes donde crecimos, una voz resonaba en mi cabeza:

- Esta batalla no ha terminado, Gabriel, te voy a encontrar asì tenga que recorrer toda la tierra.

La noche resplandecìa aùn en mis manos, en intentos extremos de tendones enroquecidos. Arrollo de sangre efervecente en fauces aceradas, la antorcha encendida de mis horas mancas y descalzas. El ahondar de mis faltas en medio de una nada feroz.

-! Prueba atormentarme! ! te lo exijo! nunca serà fàcil lanzar la piedra y esconder la mano cuando una cabeza sangra ... cuando el suelo (cielo venido a menos) ha sido despojado de una de sus contadas estrellas. Desde ahora, prepàrate para la revancha. Ring donde sòlo existiràn dos contrincantes y tus esbirros infernales solo seràn esperanzas disueltas del desesperado grito de auxilio que expira tu boca antes de que la llene con el filo de mi espada. Preparate para mi vuelta cuando las nubes narren la èpica de nuestra continua batalla y de nuevo estè aquì ... !por dios! !teme a ese dìa, Azrael!

- Te verè en el infierno, Gabriel.

La caìda fue ligera. amortiguada por un destello de benevolencia que me aceptaba a regañadientes en ese lugar al que no pertenecìa, un cien mil soplidos, compasados y mortales me impedìan un estrepitoso viaje chocando una y otra vez con las nubes; cascada aèrea de libres gotas, màs suaves que el hielo, màs secas que las aguas que llevo en mis adentros. Caìa y golpeaba, una y otra vez. ¿còmo voy hacia abajo si estaba en las puertas del infierno? ¿o, era el cielo? ... tal vez, esa combinaciòn entre ambas que se llama tierra.
¿còmo no golpeo mi resquebrajado rostro y mis ensangrentadas àlas, con las candentes y sòlidas rocas incrustadas en el centenar de mil pecados? con dos piernas, con dos ojos, con dos manos ... ya que para satisfacer el deseo siempre insatisfecho del hombre, es siempre mejor llegar con dos: dos espadas, dos àlas, dos espolones y hasta dos aureolas, una chica y una grande. !Señor gravedad! ¿no es asì? mucho gusto. mi nombre es Gabriel, soy el sub-comandante de las fuerzas celestiales y, ahora ve usted, porque me llaman el àngel del abismo. Ni mi nombre ni mi cargo realmente importan, lo que podrìa valer un tanto es lo reza mi frente. lea usted, por favor: ANUNCIACIÒN. Asì es, es por eso que simpre llevo conmigo esta trompeta, que de momento pende de mis espalda, entre el espacio que dejan mis dos àlas, como si fuera un nido de un ave en llamas. Suena y renueva los cansados ànimos de quien la escucha. Grita en el compasar de sus notas: levàntate y ànda. Son sus tonos, desgarradores y molestos para el verdugo, pero tiernos y compasados para el condenando. A la caìda, me doy cuenta que los segundos matices siempre seràn los màs confiables. Los màs nìtidos ... sobre todo, los màs aleccionadores. Solo se puede dudar de lo que realmente se sabe y, ahora, sè que muestro mis cartas con la intenciòn de perder la mano, la pierna, cualquier extremidad que se pueda hornear en las llamas de infierno. Brindo por mi salvaciòn, por esa teta hermosa; promesa de vida eterna, falacia inexorable de esa inercia que intento inùtilmente detener en mi caìda, despuès del golpe ansìo otra mano sobre mi frente, otra mano sobre mi hombro, otra mano sobre mi mano, ansìo un haz de luz cubriendo mi cabeza. Saberme vivo en la muerte ajena.
... Atisbo frente a la cerradura el embudo que a sus lìmites pinta el capullo del que nunca escapè. Ese lugar tibio y jugoso de mil y un manjares que se me descubre todo sobre mis cinco sentidos inùtiles, frente a semejante oscuridad intermitente, una y otra vez ... una y otra vez. Son siete las cuerdas que forman mi red. Son siete filos los que hielan mi cuello, son siete plumas de esas àlas que se van desprendiendo de los siete puntos de mi espalda, son siete las gotas que corren por mi rostro. Son siete los brillantes puntos de luz acerada que me cubren de la muerte. Las rafagaz de aire me despojan de mi pesada armadura templada para enfrentar los siete infiernos menos el que dejo atràs; ahora son seis. La perfecciòn menos uno. Seis pecados, seis deseos, seis faltas ... todo esto que me sucede: 6,6 y 6.

Gabriel. Anunciaciòn. que caè. y al estar tan cerca del piso: teme. què mejor muestra de que me convierto en hombre.

SALUDOS.

Friday, April 11, 2008



UN CORREO ... UN E-MAIL, QUE ME DIÒ TANTO Y LO ÙNICO QUE ME PEDÌA ERA TERMINAR EL RELATO ¿CÒMO PODRÌA REHUSARME? ¿CÒMO???

Gracias, por las palabras, los momentos, el vino y el espacio que compartimos.

CONTINUA.

Uriel llegò ante mi. tal como Arturo arrebatò la espada a la piedra, èl sacò el ariete encandecente con todo y yo. El dolor fue intenso pero el alivio placentero. En atenciòn a las palabras de Azrael, se habìa levantado una pequeña tregua que no se manifestaba del todo en el encuentro de las dos feminas, que continuaban jalàndose y golpeàndose dando rienda suelta a su odio descomunal, que a veces, me daba la impresiòn, de que no era por el arrebato que le hacìan a Dios, nuestro señor del mundo del hombre, los àngeles de la tierra, sino, la confrontaciòn de dos hermosos polos de iguales atributos. Rafaela; con su largo cabellos rubio que se fundìa de claro a oscuro, del centro a la punta. Una frente amplia que le daba un contorno pleno a la planicie de sus rasgos, de los cuales, se levantaba una narìz de copos suaves que conducìan a dos oscuros lagos azabaches, que, como desbocado corcel te atropellaba en un parpadeo danzante. Una boca rosa que parecìa demasiado roja para la palidez de su piel, sus àlas eran blancas, inmaculadas, el filo de los bordes parejos y brillantes como el milenario sable de un Samurai. La redondez y firmeza de sus hombros, sostenìan dos senos encantadores que se movian ligeramente cuando extendìa sus àlas para volar o luchar, esgrimiendo su pequeña espada diseñada expresamente para ella por, Carl Carbajalarius, el maestro forjador de sables màs exquisitos y fuertes del todo el cielo y sus alrededores. La espada de Rafaela, era lìgera como el viento; pero, fuerte como una roca de rìo, afilada como un silbante cordel, que cruza la oscuridad sin que lo puedas ver, solo sentìr, como de un solo movimiento desprende la cabeza de tu cuerpo. Rafaela, en una de sus muchas chambas de custodia, "sombreo" a una bastonera de una universidad gringa y aprediò todos los movimientos que hacìa con el bastòn, lanzàndolo con fuerza, atrapàndolo de su punto de equilibrio, pasarlo por sus piernas, luego, de una mano a otra, girar con èl, caer en "split" para esquivar el ataque y, hasta tenìa una suerte con Uriel, en la que èl juntaba las manos y ella se apoyaba para salir disparada y poder atacar, con manos y piernas libres, a varios contrincantes. No cabe duda que "la Rafaga" era de las chidas. Sus piernas delgadas y fuertes; largas, suaves, bellas y torneadas, sus rodillas despertaban la forma de sus huesos, como una arma que despedìa certeros golpes entre las piernas de sus enemigos masculinos. Era curioso, pero a su edad, parecia que el cuerpo de Rafaela seguìa floreciendo, despertando volumen donde las manos ansìan posarse, donde la lujuria da nombre a los suspiros y los cielos se asonmbran de todo lo que podemos hacer.

- !Atràs Cassiel! - dijo Azrael- suelta a esa ramerita para que escuche claramente mi advertencia y terminemos con ellos para siempre. -

Cassiel, retrocediò; pero, Rafaela, girò en un par de vueltas de carro y, de un impulso, alcanzò a colocarle un buen arañazo que le cruzò su bellos rostro a todo lo largo del mismo y muy cerca de alcanzar uno de sus ojos esmeralda. Ella, escupiò su ira y una mirada asesina a Rafaela, pero, dado el respeto inmenso que le proferìa a Azrael, se quedò inmòvil en un silencioso llanto de rencor, mientras que Rafaela, no dejaba de mirarla con su cara de burla, hacièdole su mejor repertorio de gestos. Asì, sabièndose dueño y señor de la situaciòn, Azrael, tomàba poses de grandielocuencia. Extendìa sus brazos subièndolos hasta que las palmas de sus manos se juntaban por encima de su cabeza y sus uñas rechinaban al tocàrse unas con otras. Una vez unidas, comenzaba a bajar ambas frente a su cara hasta llegar a su pecho donde se desprendìan para quedar paralelas a sus àlas, en una curiosa tensiòn, como sino fuera capàz de relajarlas por màs clara que fuera su victoria. Su discurso comenzò con el graznar de cuervos.
- La escarpada noche. Oscura danza de atormetadas almas serà testigo de la costrumbre que a travès de de los siglos se pretrifica en ley. Lleguè a estas latitudes. Siglos. Sabièndome un extraño en tierra extraña vuelto campanario catatònico de las espaldas de ese Dios que, ahora ustedes defienden, prestos a defender en las màs intrincadas misiones, dispuestos a abrìr la senda de la historia del hombre a golpes de espada de fuego. Fuì fiel al cargo. Los alimentè, los enseñè a limpiarse y a multiplicarse, amamantè a sus crìas, conjuguè el verbo; palabra activa, que con el pasar de los siglos se transformaron en ley. Aceptè a renunciar al cielo, a mi nube, al colegio de àngeles guardianes donde fuì benemèrito por esfuerzos y disposiciòn de Dios vuestro señor. Miò ... ya no. Nunca màs. Ahora mìralos, ahora si son hombres, la obra màxima de Dios es mìa, el costillar por si mismo no valìa. Habìa que limpiar la tierra, purificar el agua, mezclarla cn cariño y paciencia, modelarla con fuerza y ternura, como si sè fuera un panadero que sazona el pan con el sudor de su cuerpo, por màs asqueroso que esto pareciera, es la ùnica forma de que se consiga una buen sabor en nuestra boca. Ser el artesano de las almas mismas, en su mismo espacio. La tierra no se controla desde el cielo !no señor! Tu Dios es un miserable usurpador que sòlo quiere la gloria terminada sin esfuerzo alguno ¿quiere que me retire? ¿què deje todo en manos de su hijo? ¿sabes què le pasarìa a su hijo? ! lo harìan pedazos! Dios està muy lejos de los hombres y ya no los conoce, ya no son las ovejas que caminaban a ciegas hacìa dònde èl los condujera, no. Ahora, son lobos solitarios y hambrientos que caminan a considerable distancia uno del otro por miedo a recibìr una mordida a traiciòn. Tu Dios, ya no entiende de pecados, de traiciones, de orgullo, de ambiciones ... yo, si. Tanto, que ahora, yo juzgo cualquier posiciòn. Yo vivo aquì. Yo los enseñè a jugar al bien y al mal. Estas acabado Gabriel, nunca debieron haber bajado. Nunca debiste retarme, subestimar mis fuerzas y las de mis ejèrcitos de pecadores, que, ahora: !somos todos!, y todos, lanzàmos la primera y la ùltima piedra ... !Bajen Serafines!!!

(CONTINUARÀ)

SALUDOS.




Wednesday, April 02, 2008



"ALAS: UNA VISIÒN DE LOS 90'S" UN FRAGMENTO DE MI NOVELA, DEDICADA A LAS MUJERES QUE SABEN VOLAR, PORQUE SI NO SABEN VOLAR ... PIERDEN EL TIEMPO CONMIGO, COMO DIJO MI ABUELO LITERARIO, OLIVERIO.

Miguel, le gritaba a Luzbel en el ocaso de sus fuerzas.
- A ver, cabròn, escupe, escupe todo ese fuego helado con el que acostumbras amenazar cuando tienes miedo.
- No me retes Miguel, recuerda las veces que te dejè llorando con un chipote en la cabeza, no me vengas con tus pendejadas ahora ...
- Cobarde, eso es lo que eres, cada chichòn fue pura y absoluta traiciòn, me caìste tantas veces por la espalada que deberìa darte verguenza recordar eso.

Misael, el màs pequeño de los àngeles de la tierra escuchaba aguantando la risa, su poca experiencia se compensaba con la furia desmedida y sus jovenes fuerzas; pero, en ocasiones como esta, parecìa un niño que salìa al recreo.

- "Hijoles" Luzbelito, te caè que le tenìas tanto miedo a este babosote que te escondìas detràs de los àrboles, para darle de palazos.

Luzbel, no pudo contener su odio y con la mirada fiera lanzò una enorme bocanada de fuego al niño, que brincò con fuerza desplegando sus àlas para que no lo quemara, eso si. Sin dejar de reirse de Luzbel.

Pero, la verdad, es que todo esto era solo un juego comparado con la furia tan intensa con la que luchaban mis viejas. Rafaela, mejor conocida como "La Talachas", era una perrucha, el mismo Miguel le hablaba con mucho cuidado en sus dìas (de oraciòn, no mamen) sus ojos negros eran; noche de oscuros mares, termino de conjunciòn de todos los colores, racimo de maduras uvas, sangre molida que produce unos labios sedientos del final de dos cuerpos que piden màs ... mucho màs.

Era un agasajo ver a Rafaela, dominando a Cassiel, un àngel de fastuosas proporciones; de caderas frondosas y senos plenos y ergidos. Ella, con sus dedos imposibilitados a separarse debido a una meta comùn, hundirse una y mil veces en el vientre de su contrincante. La roja boca de Rafaela se incendiaba, y con ella, toda ella. Sus venas despertaban. Cuando Rafaela, luchaba o hacia el amor, Rafaela azulaba. Ella, a diferencia de Miguel, gritaba toda clase de injurias, que parecìan sapos y culebras saliendo de su boca, ya mil veces habìa sido castigada en el colegio de àngeles guardianes por su discurso arrabalero no propio de un custodio, pero, era tan coincidente que la Rafles, siempre terminaba cuidando a algùn maleante en cualquier barrio pobre y peligroso del mundo ¿què le vamos a hacer? hablaba en todos los tonos, colores y maldicones que existian, su cara de niña y su boca de camionero.

Y, yo, en inùtiles esfuerzos luchaba por liberarme. La fuerza de mi distra calcinada era nula. En un intento final sujetè la espada opresora y comencè a levantar mis àlas; respirè ... exhalè, una y otra vez, tratando de relajarme. Me di cuenta, en ese momento, que, lo ùnico que me iba a sacar de ahi era mi desesperaciòn y mi furia, asì que, de nuevo, apretè mis àlas, estas, mal centradas se trababan en el punto en que el ariete incandecente me convertìa en uno con el piso. Un nuevo esfuerzo inùtil, respirè ... iniciè de nuevo, y justo cuando la espada empezò a ceder, los cuerpos movedizos de Rafaela y Cassiel, pasaron como una locomotora sobre el mìo hundièndola de nuevo.

- !Me carga la chingada! ! par de histèricas! vayan a reprimìr su homesexualidad a otro lado.

La batalla continuaba, tambièn, en el àmbito masculino. Azrael, cada vez màs enaltecido por su eminente victoria sobre nosotros, los protectores de Jesùs, vociferaba sobre mi y mis vanos intentos por levantarme. No llegò demasiado lejos, sus pasos sobre sus perdidas huellas se toparon con una muralla alada de cabeza ardiente que amenazaba cn crearle un nuevo espacio entre las costillas.

- Què suerte tuviste Gabrielito - dijo Azrael - te salvaste por una plumita. Solo me faltò acertarte el golpe final; pero, aun mejor, ahora lo puedes compartìr con este atajo de pendejos, còmo me gustarìa que te viera tu jefe, tus mil heroicos àngeles del cielo, còmo me gustarìa poner esta imagen en una postal y despuès pegarla en cada rincòn del cielo, que todos vean las dificultades que encontraste en esta tierra por siglos repartida, èl, me diò el derecho de promulgar la ley con mi palabra, ahora !yo soy la ley! Nadie va a arrebatarme el reino del hombre. Ellos y sus pecados son mìos ... solo mìos.

El, tenìa razòn. Es un gran guerrero, no duda en desprenderle la cabeza a nadie. Su diestar es diestra, su incendiada arma son veinte ejercitos rabiosos, sus àlas eran tan grandes que en su despliegue se oscurecìa hasta el sol de medio dìa ... pero; si bien lo respetaba, no le temìa.

- Lo ùnico que es tuyo, es la pinche madriza que te voy a dar en cuanto me pare de aqui, cabròn.

El solamente reìa. Yo tambièn.

SALUDOS.