MALABAREANDO PALABRAS EN TU AUSENCIA. PARA MI "CHINA MEXICANA" QUE ROLA COMO UNA ROSA, POR LIMA.
COMIENZO A ENTENDER LOS PRECARIOS PASOS DE TU AUSENCIA, LOS ESPACIOS CIERTOS DE INCIERTOS CIELOS QUE COLUMPIAN DOS NUBES QUE VIENEN Y VAN.
COMIENZO A SOSPECHAR QUE NO TIENEN SENTIDO LOS BAJOS TEXTOS 'ONDE SOPESO LOS LECHOS EN QUE NOS FUNGIMOS TÚ Y YO: UN, DOS ... TRES, POR TI Y POR TODOS MIS SENTIMIENTOS.
COMIENZO A DEVELAR LA RUTA PRECISA, CONTRARIADA Y DIRECTA, COMPASO EN SINCOPA EL COMPAS DE MIS PIERNAS, PARA ENCAMINAR Y CAMINAR DE NUEVO A TI.
SALUDOS.
Thursday, January 17, 2008
Wednesday, January 09, 2008
PARA MI "CHINA" LEJANA EN TIEMPO Y ESPACIO; PERO, TAN ACURRUCADA DENTRO DE MI ALMA. EL ENALTECIMIENTO DE LAS PALABRAS POR EDUARDO GUDIÑO KIEFFER.
En este principio de año, se me sale lo "tangero" de mis gustos literarios y arranco con una selección de libros que van desde Borges a Arlt, pasando por Girondo (mi abuelo literario) y Bioy Casares y mi consentido Cortázar.
Es aquí donde aparece Eduardo Gudiño Kieffer. llego a este deslumbrante autor por dos vías: Un fragmento de una de sus novelas en un "buen libro compañero" (es decír, un libro con una buena variedad y calidad de escritos que tiene el tamaño justo para albergarse en la bolsa de atrás de tus Levi's y, tenga presencia inmediata cuando haces una pausa y no permite que aparezca el aburrimiento en ningún momento) de nombre:ANTOLOGIA DE POESÍA ERÓTICA. Y la segunda, el maestro fue el traductor de el libro: MIS AMIGOS de Emmanuel Bové, que fue el último gran libro que leí el año pasado gracias a mi gran amiga y compañera de risas Pamela, que me lo mandó desde la Patagonia.
Para mi "China", que a la distancia, las palabras entre ambos, son un "cinturón de cuero" que nos mantiene unidos:
Pero tenés razón. Cecilia: las palabras están cansadas. Habría que dejarlas dormír, tejerles un capuño de seda y esconderlas en cualquier parte, en una caja de zapatos, en una polvera vieja, en un jarrón o en un papel bien dobladito y metido en una jaula para que no se escapen, para que no se vuelvan, para que canten si tienen ganas y si no, no.
Por eso me gusta que me ayudes a encontrar otras palabras, ésas que vos inventás y hablás y que te salen de la boca de a poquito, como si de tus labios núbiles brotaran enormes flores y enormes pájaros, como si en vez de pronunciar palabras, pronunciaras farolitos japoneses, crujiente papel de arroz y lilas, violetas, verdes. Rojos, amarillos mezclados. Vos renovás el mundo, Cecilia. Vos lo recreás, lo volves a hacer, y no de barro, de palabras ... [...] o cuando te definís vos misma con un sonido imposible de transcribír, con ese sonido que parece lluvia sobre un techo de cinc y suspiro, viento entre hojas de álamo y zureo de palomas. Ese sonido que es todo los sonidos del mundo y es vos. O tu nombre: Cecilia.
Pero yo no puedo escribír inventado palabras. Yo tengo ya las palabras que me han dado, los instrumento de un idioma heredado y común a todos los que me rodean. Yo sólo puedo creerte y crearte, Cecilia. Creerte y crearte y quererte. Y escribír (cuando escribo) hablandote. Como si realmente estuvieras acá ¿no lo estás acaso?
PARA COMERTE MEJOR.
Eduardo Gudiño Kieffer.
Losada 1967
SALUDOS.
En este principio de año, se me sale lo "tangero" de mis gustos literarios y arranco con una selección de libros que van desde Borges a Arlt, pasando por Girondo (mi abuelo literario) y Bioy Casares y mi consentido Cortázar.
Es aquí donde aparece Eduardo Gudiño Kieffer. llego a este deslumbrante autor por dos vías: Un fragmento de una de sus novelas en un "buen libro compañero" (es decír, un libro con una buena variedad y calidad de escritos que tiene el tamaño justo para albergarse en la bolsa de atrás de tus Levi's y, tenga presencia inmediata cuando haces una pausa y no permite que aparezca el aburrimiento en ningún momento) de nombre:ANTOLOGIA DE POESÍA ERÓTICA. Y la segunda, el maestro fue el traductor de el libro: MIS AMIGOS de Emmanuel Bové, que fue el último gran libro que leí el año pasado gracias a mi gran amiga y compañera de risas Pamela, que me lo mandó desde la Patagonia.
Para mi "China", que a la distancia, las palabras entre ambos, son un "cinturón de cuero" que nos mantiene unidos:
Pero tenés razón. Cecilia: las palabras están cansadas. Habría que dejarlas dormír, tejerles un capuño de seda y esconderlas en cualquier parte, en una caja de zapatos, en una polvera vieja, en un jarrón o en un papel bien dobladito y metido en una jaula para que no se escapen, para que no se vuelvan, para que canten si tienen ganas y si no, no.
Por eso me gusta que me ayudes a encontrar otras palabras, ésas que vos inventás y hablás y que te salen de la boca de a poquito, como si de tus labios núbiles brotaran enormes flores y enormes pájaros, como si en vez de pronunciar palabras, pronunciaras farolitos japoneses, crujiente papel de arroz y lilas, violetas, verdes. Rojos, amarillos mezclados. Vos renovás el mundo, Cecilia. Vos lo recreás, lo volves a hacer, y no de barro, de palabras ... [...] o cuando te definís vos misma con un sonido imposible de transcribír, con ese sonido que parece lluvia sobre un techo de cinc y suspiro, viento entre hojas de álamo y zureo de palomas. Ese sonido que es todo los sonidos del mundo y es vos. O tu nombre: Cecilia.
Pero yo no puedo escribír inventado palabras. Yo tengo ya las palabras que me han dado, los instrumento de un idioma heredado y común a todos los que me rodean. Yo sólo puedo creerte y crearte, Cecilia. Creerte y crearte y quererte. Y escribír (cuando escribo) hablandote. Como si realmente estuvieras acá ¿no lo estás acaso?
PARA COMERTE MEJOR.
Eduardo Gudiño Kieffer.
Losada 1967
SALUDOS.
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