Tuesday, August 28, 2007

EN LA RE-LECTURA DE "EL PALACIO DE LA LUNA" DE PAUL AUSTER, ME DESCUBRO TAN PLENAMENTE QUE ME ESPANTO. COMO SI MIRARA MI PROPIO ROSTRO AL ASOMARME A UN ATAUD.

Sin duda alguna es mi libro favorito de Paul Auster y es, por ello, de ese selecto grupo de libros que vuelvo a leer cuando mi vida se va desgarrando lentamente. Entre esos libros están: LA MUERTE DE ARTEMIO CRUZ de Carlos Fuentes; EL CLUB DUMAS de Arturo Pérez-Reverte; EL MAL DE MONTANO de Enrique Vila-Matas; POR QUIÉN DOBLAN LAS CAMPANAS de Ernest Hemingway y DETECTIVES SALVAJES de Roberto Bolaño.

Este libro de Auster, me es tan intimo, tan cierto de mi, que me duele cuando mis ojos lo van recorriendo por las delgadas líneas de letras.

Esta relectura la hago en un bello ejemplar, primera edición que compré en una librería de viejo de M. A. de Quevedo y que tiene una hermosa dedicatoria:

Para Ale:
Por nuestro amor compartido con la luna. Jorge.

Dos asuntos son dolorosos en este libro y en esta dedicatoria:
1) Ale, se desprendió de este libro que con tanto amor le dedicó Jorge.
2) Ale. Nunca leyó este libro.

Pero; yo si. Termino de leerlo por tercera vez y como comentaba Midori (qué casualmente se llama Ale):

-Yo no soy ESA Ale.

Pues yo, en nombre de ESE Jorge, dedico esta re-lectura a todas las Ales; que fueron, que son y que serán ... en esta y en cualquier vida, en cualquier libro y en cualquier luna: La inspiración.

Y, muy especialmente a mi propia Ale de hace dos años y más de mil kilometros hacia el norte, qué bien sé: Sigue escuchando a Joaquín Sabina y recuerda ... tanto como recuerdo yo.

LES COMPARTO UN PARRAFO:

Hicimos el amor durante varias horas en la decreciente luz vespertina del apartamento de Zimmers. Sin duda, fue una de las cosas más memorables que me han sucedido nunca y creo que al final estaba completamente transformado por la experiencia. No estoy hablando solamente de sexualidad ni de las permutaciones del deseo, sino de un espectacular derrumbe de muros interiores, en un terremoto en el corazón de mi soledad. Me había acostumbrado de tal modo a estar solo que no creía que algo semejante pudiera ocurrirme. Me había resignado a cierta clase de vida y luego, por razones totalmente oscuras para mi, aquella preciosa muchacha china había caído ante mí, descendiendo de otros mundos como un ángel. Hubiera sido imposible no enamorarse de ella, imposible no quedar arrebatado por el simple hecho de que estuviera allí.

SALUDOS.

7 comments:

Pame Recetas said...

"Querido Gabriel"

Eeeh! Estoy de primera!!

Esa Ale no se merecía ese Jorge.


Besos y abrazos

Sandra Becerril said...

La verdad, sólo leí Mr. Vértigo. Pero me impresiona la habilidad que tiene Auster para meternos en las historias desde el primer renglón...

besos!

Midori said...

sí... ta cañón, lo loco es que yo ale moría por un jorge y ese jorge nunca me regaló a paul auster, snif snif* jejeje pero bueno, te entiendo, es un maravilloso libro! besos!

Pat said...

Realmente imposible de no querer.
Besos, cuidate.

Nube Gorda said...

OOouuu, tengo la esperanza de que sea el 9o. del año, haber si está tan intenso como el frágmento.

Besos

Phantom Lord said...

Será acaso que esa Ale era en realidad una china caída del cielo envuelta en polvos de angel para seducir? y no sólo al tal Jorge, sino al mismisimo Auster? será que cada quien vive esas lineas de manera muy intensa? será que Auster solo desentraña nuestros sueños y en algunos casos los actos febriles?
Vaya que me hizo pensar ese fragmento
Saludos!

Miss Neumann said...

a que hora sacas tiempo para leer tanto! no me da tiempo ni de leer la cosmo