CARTA SIN DESTINATARIO.
Una carta que data de hace diez años.

Querida Layla:

¿Intentarìas correr sin estar segura de querer caminar? Una pregunta que debes meditar, no es fàcil volar en lìmite de la realidad. No es fàcil perseguìr quimeras que otro quiere alcanzar ¿cambiar la ternura de un hogar por la busqueda insesante de una estrella de cristal? Cierto: La pasiòn motiva, te reta a alcanzar, estirar la mano para una nube atrapar, los ojos de un sueño que deseas encarnar, la manzana prohibida de tenue color, que al sentìr lo dientes cerca, se exciten de dolor, que unas manos bondadosas, en tus piernas, escriban una canciòn y al roce de tus ojos unos labios se internen en el rojo màs fogoso. Palabras como flores se deslicen por tu cuerpo como el sudor màs intenso, con el sabor que lo dioses prometen ser eterno. Cobijar en sedoso sueño de creer que en el ocaso de la noche volveras a ser mujer, mojar tus labios al saber, que una extraña sobra invadirà tu ser y juntos escarlaran el sendero de la gloria y el placer.
¿què valetodo esto comparado a sentirte amada? ocupar un lugar en el brillante mundo de la realidad, saber que cada dìa encontraras la paz, la eterna gloria de vencer, y al llegar la noche buscar ese placer, que nunca dudes, que en la cama del amor llegarà a crecer, muy al contrario, el mejor deberìa ser, ya que la pasiòn la enciende cada mujer a pesar de su hogareña desnudez.
Como ves, detràs de cada hombre siempre habrà una gran mujer, y detràs de cada gran amante, solo el intento de complacer, de llenar el vacio de no poder ser eterno. De en un momento, tratar de cubrìr la vida por entero, de ser el fiel reflejo de un encantador espejo, que realce tus virtudes y al cerrar tus ojos, satisfaga todas tus inquietudes.
Pero al final ... Morìr, ser el sueño y compartìr, a cada paso seguìr muriendo, sin poderse redimir.

Gabriel.