RANDALL WILLIAMS RHOADS (1956-1982) Uno de mis àngeles favoritos.

LA CAIDA.

Los segundos matices siempre seràn los màs confiables, los màs nìtidos ... sobre todo, los màs propios, aunque no siempre los màs creìbles, dado que solo se puede dudar cuando se sabe y las segunda, regularmente, solo iguala los casilleros, es por ello que se dice que la tercera es la vencida, es por ello que muestro mis cartas con la intenciòn de perder la mano, el brazo, el hombro y espalda y dejar en solitario la teta hermosa, promesa de vida eterna. Falacia inexorable de esa inercia que intenta inùtimente detener mi caida con la suya. Ansio el calor en mis espalda ... el haz de luz cubriendo mi cabeza, el saberme vivo en la muerte ajena.
Atisbo frente a la cerradura. El embudo que a sus lìmites pinta el capullo del que en el mismo escape, estaba el deliro de volver. Ese lugar tibio y jugoso de mil manjares que se me descubre a mis cinco sentidos inùtiles frente a semejante oscuridad intermitente, una y otra vez.
Son 7 cuerdas; 7 files que hielan mi cuello. Son 7 filos al final de esas àlas que se deslizan por 7 puntos de mi cara cubierta por luz acerada, que al cubirme y protegerme, me esclaviza.
Cambiar la pesada armadura templada para resistir los 6 infiernos juntos: 6 pecados, 6 deseos, 6 faltas; asì, las matemàticas no mienten: el perfecto 7 esclavizante contra el inperfecto 6 pecador. Sigo dudando ... La caìda me extirpa las àlas y me convierte en hombre.

SALUDOS.